¿Cómo viven los adolescentes sus emociones?

Muchas veces los padres y las madres solemos decir que nuestros hijos eran tranquilos de niños, pero luego llegan a la adolescencia y sentimos que es más difícil hablar con ellos o que no nos escuchan. La adolescencia puede llegar a ser bastante desafiante, por eso queremos compartir algunas ideas contigo.

¿Qué es la adolescencia?

Como sabemos, la adolescencia se da entre los 13 y los 19 años. Algunos autores plantean que se puede extender hasta los 21 años pues depende de la maduración de cada persona, ya que no todos crecemos al mismo ritmo y también podemos tener experiencias personales y familiares que pueden ser muy diferentes, lo cual va a influir en nuestro proceso de desarrollo. Recordemos que los adolescentes pasan por cambios biológicos, físicos, psicológicos y sociales. Todos estos cambios pueden llevarlos a experimentar muchas emociones y por eso vamos a hablar sobre cómo los adolescentes viven sus emociones.

¿Qué emociones pueden sentir los adolescentes?

Los adolescentes pueden experimentar las 4 emociones básicas que son la alegría, la tristeza, el miedo y la cólera. Por ejemplo, pueden sentir estas emociones cuando sienten cólera porque tuvieron una discusión con sus padres y luego sienten tristeza porque no es que les guste estar peleados con ellos.

Pero los adolescentes también pueden sentir otras emociones más complejas como la inseguridad o la vergüenza debido a los cambios físicos o a la presión de que les vaya bien en los estudios porque saben que eso luego puede ayudarles a tener un acceso directo a la universidad o instituto.

¿Por qué sus emociones pueden cambiar de un momento a otro?

Es bueno saber que los adolescentes no están constantemente cambiando de emociones como a veces nos puede parecer a los adultos. Factores como el estrés, los patrones de sueño y alimentación, y sobre todo lo que ocurra en su entorno más cercano pueden ocasionar sus cambios emocionales. Las tensiones y problemas con los demás son los que generalmente disparan las emociones de los adolescentes.

Ahora vamos a hablar acerca de algunas situaciones que pueden ocurrir o se nos pueden presentar con nuestros hijos adolescentes y que podrían despertar emociones tanto en nosotros como en ellos. Se trata de situaciones típicamente adolescentes.

Primera situación: No quieren contarnos nada

A veces podemos tener la sensación de que los adolescentes no tienen tantas ganas o deseos de contarnos sus cosas personales o de compartir tanto tiempo con nosotros. Podemos notar que empiezan a ser más cuidadosos con su privacidad, lo cual es esperable que ocurra en esta etapa.

Es importante recordar que si los adolescentes no nos cuentan algo, no significa que lo hagan porque quieran ocultarnos cosas o porque no nos tienen confianza. Esas no son las únicas razones. Muchas veces ocultan cosas porque creen saber cómo vamos a reaccionar, pueden esperar que utilicemos palabras que les hagan sentir que los estamos juzgando y que reaccionaremos con una exigencia excesiva. En ese sentido, los adolescentes pueden ocultarnos cosas para evitarse problemas, perdiendo de vista que al ocultarnos cosas importantes podrían tener mayores problemas y por eso es tan importante crear un ambiente de confianza con ellos.

¿Qué podemos hacer para crear un ambiente de confianza con nuestros hijos y así logremos que nos cuenten lo que les ocurre?

  1. Respetemos la privacidad del adolescente, para ello debemos respetar cuando no desean contarnos algo y, al mismo tiempo, transmitirles que pueden recurrir a nosotros cuando se sientan listos para decirnos lo que están viviendo.
  2. Fomentemos espacios para que puedan conversar con nosotros y expresar cómo se están sintiendo, cómo están sobrellevando la situación actual, incluida las clases virtuales, el no ver a sus amigos; y ofrecerles nuestro apoyo para que puedan pasar por todas estas situaciones.
  3. Disfrutar momentos en familia como, por ejemplo, tener los viernes de películas, o los sábados de videojuegos, o los domingos familiares en los que podemos almorzar juntos, hacer la sobremesa e incluso luego jugar juegos de mesa.
  4. Tener momentos familiares en los que cada uno pueda contar cómo se ha estado sintiendo consigo mismo y cómo se ha estado sintiendo con la familia, así como decirse las cosas buenas y por mejorar de cada uno y de la familia.
  5. Podemos hablar de nuestros buenos recuerdos, anécdotas, etc. y expresar cómo nos vamos sintiendo al compartir estas historias en familia.

Segunda situación: No son responsables con sus estudios o con las tareas del hogar

Con mucha frecuencia los padres suelen decir que sus hijos les ocultan cuando tienen tareas o exámenes, considerando que sus hijos son irresponsables o flojos. En cambio, los adolescentes pueden decir que sus padres solo quieren que se dediquen a los estudios y a las responsabilidades de casa, que no pierdan tiempo con otras cosas. En realidad ambos tienen razón, por eso es tan importante encontrar un equilibrio entre las responsabilidades y el tiempo libre.

Necesitamos propiciar que los adolescentes estudien y cumplan con las responsabilidades de casa, y también permitirles que tengan tiempo libre para ellos, para que hagan lo que disfruten hacer. Además, es imprescindible que los acuerdos que se establezcan se cumplan tanto por parte de los adolescentes como de los padres y las madres.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades y su tiempo libre?

  1. Dialogar con nuestros hijos para acordar con ellos las reglas de casa y las responsabilidades que deben asumir porque así se sentirán mucho más comprometidos a cumplirlo.
  2. Ayudar a nuestros hijos a planificar sus momentos de estudio al utilizar un horario o lista de pendientes que pueda estar en un lugar visible para que se acuerden de lo que tienen que hacer y para que nosotros también podamos hacerles un seguimiento y brindarles apoyo cuando lo necesitan.
  3. Dentro de la programación de sus actividades, podemos pedirles que incluyan sus responsabilidades académicas y sus responsabilidades en casa. También debemos permitirles que incluyan momentos de tiempo libre en el que ellos puedan decidir qué hacer, ya sea solos, o con sus amigos, etc.
  4. No comparemos a nuestros hijos con otras personas y tampoco coloquemos su valía personal en función a las notas que obtengan en el colegio. Así les ayudaremos a construir una autoestima saludable y una seguridad personal que es necesaria para que cumplan con sus responsabilidades.
  5. Nuestra exigencia como padres y madres siempre debe ir de la mano del afecto. Si nuestros hijos cometieron un error, transmitirles que el error es parte de su proceso de aprendizaje y que podemos ayudarle para que la próxima vez lo pueda hacer mejor.

No olvidemos que:

Hay que recordar que los padres y madres podemos equivocarnos. No porque seamos adultos significa que tengamos todas las respuestas, o que siempre sabremos qué decir o cómo actuar y por eso es importante pedir ayuda a otros adultos, más aún si logran relacionarse mejor con nuestros adolescentes.

Si notamos que nuestro hijo adolescente está sintiendo sus emociones de manera intensa y con mucha frecuencia, es un indicador de que podría estar atravesando alguna situación difícil y que necesita nuestro apoyo. Habrá situaciones en las que será necesario pedir ayuda profesional. Esto puede ocurrir porque la adolescencia es una etapa llena de cambios y desafíos, más aún con todos los cambios que han surgido a raíz de la pandemia ya que a cada persona le afecta de manera diferente.

REFERENCIAS:

Goleman, David (2004). La inteligencia emocional.

Santrock, J.  (2004). Adolescencia: Psicología del Desarrollo.

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